Un
sol otoñal y frío se desliza por cielo gris, hacia el ocaso,
oxidando las vides los hayedos...
Un
aire silencioso y gélido, da a la montaña coloratura de azules
mordida en las crestas del blanco de la nieve.
Los campos vestidos
del marrón de los barbechos, de el verde oscuro de los abrojos
donde un día hubo tierras de pan llevar.
Despoblado
desierto solitario, vacío, abandonado porque sus moradores huyeron
de sus hambres hacia la mar.
Dicen que en la costa contratan a jornal y maquilan y especulan y laboran para mal
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