Como venía amenazando os
contaré algo de mis vacaciones.
Digamos y es un decir que
comenzaron en Ciudad Rodrigo antigua Miróbriga según algunos.
Pues bien, en este
apartado lugar cercano a frontera portuguesa existe un afamado museo
dedicado al orinal.
En realidad alberga una
colección de dompedros, pericos, bacinillas, bacínes y escupideras
elemento necesario en los locales de concurrencia pública cuando no
existía la costumbre de mascar tabaco.
Os contaré que hay un
orinal con un San Jorge, matando al dragón a la araña o vaya usted
a saber que. Uno imagina que el orinal pudo usarlo un afectado por
los vermes intestinales, lombrices, y dado el tamaño de las mismas,
algún piadoso curandero se le ocurriera poner el santo en el
recipiente dada la habilidad de San Jorge para terminar con dragones
arañas y otras maléficas criaturas.
Pero bueno, eso son
conjeturas...
Cerca de Ciudad Rodrigo
se halla el pueblo de La Alberca, lugar del que ya hablé antes de mi
partida. Comenté lo del cerdo que anda suelto por las calles, es
alimentado por todos, sacrificado y sorteado el día de San Antón.
También os hablé de de
la moza de las animas, que sale todas las tardes a rezar por los
difuntos.
Pues bien eso, son
pequeños ejemplos de las costumbres sociales de este pueblo
salmantino que ha permanecido oculto en las fragosidades de la Sierra
de Francia.
Hoy es un pueblo abierto
al turismo, incluido el gastronómico, debido a la crianza de cerdo
ibérico y a los excelentes derivados preparados con la carne de este
animal.
En fin, el pueblo también
es frontero con la comarca cacereña de Las Urdes lo que puede
explicar la presencia de usos y costumbres antiguas...
Pero eso no significa que
sean retrasados, al contrario, raro es el sitio en que no saben
ofrecerte un “buen” jamón ibérico con pa amb tomàque.
Como debe ser cuando hay
que esconder la calidad mediocre del jamón, ¡de tontos ni un pelo!
Creo que tengo un pequeño
estudio antropológico que data de 1986 y es una buena guía para
saber de las costumbres de la zona, comentaré algo más.
Por
cierto, que el amigo Ignacio Bellido, salmantino de pro me recomendó
buscase las judías de La Alberca, que tienen fama aun dentro de una
región en que abunda la buena legumbre. A la entrada al pueblo creo
haber visto un hotel que despedía el inconfundible olor de un guiso
de judías. Voy a ver si lo encuentro y ya os contaré.