Ayer
era fiesta. Una fiesta especial de la poesía, de la literatura. Se
presentaba en la librería Documenta, el libro de Silvia Rins,
Apología de las Sombras.
Silvia presenta rodeada de pesos fuertes
de la literatura, porque son, como ella misma lo es, filólogos
doctores y profesores que han hecho del estudio del fenómeno literario
su sacerdocio.
Este
blog esta encabezado por un alias mio Kasivirgen; Kasi para los
amigos es una voluntad de inocencia, una voluntad de enfrentarse a
todo desde el candor primero. Pero con el libro de Silvia no vale. La
autora presenta un texto fluido, con referencias históricas a la
poesía y la filosofía innegables. Es como un collage de trocitos de
historia, de la historia humana. Me atrevería a más, no se si
alguna vez habéis roto un muñeco de papel maché, y en su interior
aparecen aun trozos de diario legibles pegados masticados unos sobre
otros. Pues bien, de la misma manera que el papel maché es el alma
del muñeco, los textos, la poesía de Silvia es eso una amalgama de
sentimientos, de pasiones, y de preguntas sobre el yo y la
existencia.
Las
evocaciones a los clásicos están entretejidas en su obra y hay
ecos, remedos hasta textos que pueden parecer sarcasmos. Noche
oscura del ano, que evoca la noche oscura de Juan de Yepes, porque si
el místico busca a dios en en esa fuente que corre y es de noche...
aquí parece el principio de un viaje iniciático pro la mística de
los cuerpos. No hay que alarmarse, alguien tenía que hacer una
apología de las sombra, contraria a la de los místicos buscadores
de luz. A fin de cuentas Luz y Tiniebla solo son formas de hablar
algo que nació en la mente de la humanidad babilonia, y que es tan
incierto como cualquier virtualidad de la mente. Hay otra evocación
Quevedesca -tonto seré mas tonto enamorado-
Sabéis
que yo creo que la poesía -en verso o no- es equivalente a una terapia
psicológica, lo es porque así como las terapias permiten abordar
nudos -complejos; que dirían los psicoanalistas- y resolverlos o al
menos aprender a convivir con ellos, la poesía también permite
abordar emociones -ideas que mueven- y convivir con ellas.
La
autora, Silvia, confesaba que en el libro hay escritos que tienen más
de quince años y que ha permanecido en un cajón, el de la memoria o
el del subconsciente, durante todo ese tiempo.
En realidad en un lento
lavado a la piedra hasta que deja de tener aristas y el texto de tela
vaquera mas cruda termina por adquirir la dulce suavidad del algodón
viejo.
Hay
momentos en que el libro evoca sistemáticamente un duelo.
Duelo en
psicología son las manifestaciones que aparecen en la conducta,
después de una pérdida, de un óbito de un divorcio de un adiós
sin hasta luego. Aquí, las pérdidas de inocencia, que no es lo
mismo que decir hiciste de mi inocencia una perdida. Se desgranan en
refutaciones, algunas con su homólogo con su primo gemelo.
Un
razonamiento como primo (como el número) solo divisible por si mismo
y el uno y gemelo porque al igual que los matemáticos se está a una
distancia de él de tan solo dos unidades es decir el primer primo.
Una construcción de la poesía que recorre la filosofía, la
astronomía y hasta la física cuántica. En fin un libro que habla
hasta del condón; esos 0,6 mm de silicona, encabezados por una cita de
Heráclito -y ya que cito al oscuro- el libro es eso un transito por
la sombra mirando a la luz, porque la luz es de otros y la sombra la
penumbra nuestra casa.