lunes, 3 de septiembre de 2012

Epílogo del Oráculo del pato


Comprendo que la figura del ganso Casimiro (lo acabo de bautizar) tiene posibilidades de ser usada. Ahora veo el corral como algo parecido a La Granja Animal de George Orwell. Un sitio donde fabulando poder reírme de tópicos de conducta humana. Cierto que es un ganso de corral lo que me da opción a llamarlo por el desarrollo del cuento teólogo de corral. Algo que no es nuevo en los escritos burlescos y grotescos el invento del filósofo de tasca se lo debo a Alcofribas Nasier (anagrama de François Rabelais) que lo usa en la historia de Garagantua y Pantagruel.
Apuntaba el otro día que el cuento surgió como consecuencia de la lectura de Maimonides. El gran filósofo judío, se empeña en su -Guía de Perplejos o descarriados- en describir al Dios de la tradición mosaica. Incorpóreo esencial perfecto y muy lejano a la personificación en un anciano de barba blanca con la que la iglesia cristiana lo venía representando.
Por eso mi ganso tiene que con conciencia o sin ella, tergiversar lo oído entre los humanos y la verdad revelada. Para hacer a medida del corral un conjunto de creencias que les haga soportable, a los animales del patio, la inseguridad en la que viven. Eso sin dejar de lucrarse en poder y en granos.
Como se puede entender, la figura es quintaesencia de religiosos y políticos (malos religiosos y peores políticos) tiene su que. A fin de cuentas vendedores de un estado del bienestar en el consumo, la independencia nacional, el gobierno del proletariado o la vida eterna han sobrado hasta nuestros días.
Todos ellos son vendedores de humo, porque ninguno de ellos puede no solo garantizar el buen fin de sus proyectos tampoco pueden garantizar que cualquier humano alcance un mayor grado de perfección o felicidad en la utopía que propugnan. Pero en fin allá ellos y los que tragan con sus fantasías.
Esta podría ser la historia de Casimiro.
La historia del ganso Casimiro era esta cuando tenía horas de vida fue regalado a un niño, este lo consideró su camarada y colega, el niño incapaz de comprender la
o que significaba para las aves pasar por la cocina le contaba a Casimiro lleno de candor, los fines a que tenían reservados a sus colegas. Algo de lo cual llegó a recordar el ganso.
Sucedió mas tarde, que una virulenta enfermedad, meningitis, se llevo al pobre chaval al otro barrio y devolvió a Casimiro al corral. La tía maría decidió dejarlo morir de viejo, era el ultimo recuerdo vivo de su sobrino. Así poco a poco y por boca de ganso, nunca mejor dicho, se fue filtrando el futuro de los distintos individuos gracias al famoso oráculo.

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