Enseñóme
a contar la poesía
que
antes que la física encerrara
la
medida entre las señales
en
barra de platino iridiada
era
lo que hacían los poetas
contar
cantar recontar sílabas.
Enseñóme
el alma del aedo
alegre
como jícara de vino
acre
como el sudor de una zagala
enseñóme
la vida poesía
y
la poesía me dio una vida.
Aprendí
de amores y quimeras
aprendí
a cantar mientras hablaba.
No
me gustan los batuecos ripios
de poetas que usan el cincel y el martillo
en
vez de usar la dulce pluma blanda.