Me
pilla cabalgando el alba
en
mis desvelos sobre la pluma
un
rimero de manos, pliegos
hervor
salpicado de ideas
tal
vez poema tal vez un cuento.
Con
el alba de la ciudad sube
sonsonete,
quejumbrosos coros
enjambre
que al oído llega
fragor
los coches y las motos.
El
alba no es aquella aurora
que
con aves despertar solía
céfiros
entre flores entremetía