Fue una tarde agradable
con Ignacio Bellido, que se quejaba en algún momento que la poesía
parece se quedó en lo bucólico.
A vuela pluma escribí en
su libro una posible respuesta... y ahora la maduro
Cemento y fierro
y vidrio en los muros de
las casas.
Una ciudad objetal
cosista fría
ruïdo de tráfico
claxon campana y tranvía.
Lo siento, me vuelvo
al claustro en la flor
labrada
del capitel antiguo
A lo bucólico de la
piedra
a las humanidades
me vuelvo a Salamanca.
Y sin embargo porfía
Bellido
y habla del Caos, que cosa
de ver es
no siendo ser, el ente
otra cosa
que la cúspide señor de
lo complejo.
Tanto que nuestro cerebro
no acierta
con el hilo de Ariadna a
encontrarse
la ecuación que descifra
de él todo el engranaje.
Y hablará más luego, de
entropía
irreversible paradoja de
la vida
llevando la energía
hacia la nada
en el tiempo que crecen
edad sabiduría.
¿Poetas somos o es
filosofía?
Viaje en carro del hombre
que sabe
ruta de Parménides entre
lo que es
sin ser posible que no
sea
y lo que no es
que es preciso también que no lo
sea...