Después de ver un programa de esos de la
tele
donde cineastas explican y cuentan el
sentido de su obra; a mí se me ocurren octodecasílabos para contestar y si eso
falla dos eneasílabos para empalmar.
Imagina a Cervantes vendiendo El Quijote
de Stratford el bardo anunciando Ricardo
o acaso Quevedo como un pasmarote
elogiando el gracejo de su buen don Pablos.
¡Qué barbaridad!
Clásicos autores glosando sus libros
sabroso gigote en su perorar.
No parece propio de un gran escribiente
hacer esas cosas por publicidad.
¡Entonces qué coño? Hacen los del cine
cuando van y cuentan y recuentan
el arte tan gordo de su obra tal
con tal desvergüenza anuncian
sus pelis lo bien que les queda
su obra inmortal.
¡Qué no caballeros y caballeretes!
El arte se explica cuando ya no es tal.