Tomaba ayer un verso
de Jacinto Polo de Medina aquel que a oxímoron encierra Hermosa paz en encendida guerra y a
partir de él yo engendraba una historia que hoy fina en soneto.
Hermosa paz en encendida guerra
un puñado de horas solitarias
mueven entre las hojas de mi libro
el recuerdo feliz aquellas calmas
paz del alma en tu sonrisa plena
autora de mi equilibrio eres
arrojando la luz en mi tiniebla
combatiendo las sinrazones
muertas
preciosa paz en enconada guerra
lid de pensamientos contrapuestos
que mi mente encierra.
Vuelve a mi vestida de Palas Atenea
El mochuelo la rama del olivo
luz de la razón la inteligencia.
Y es que hay veces que el que os escribe, a puro leer versos, termina como aquel bizarro
caballero, llamado Don Quijote, que empachado de textos, montó él un mal rocín y
yo en ello congruente puesto a montar monté un mal soneto.