domingo, 19 de enero de 2014

A lo que lleva leer


Leía a:
José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda Delgado.

Pacense poeta de Almendralejo.

Y por leer y leer el verso viejo

escribía yo en romántico inmoderado.



El viejo sauce llorón que alargando

sus blandas ramas hasta el cauce

acariciando con la punta de sus hojas

del anchuroso rio la corriente

que a leve onda de azul llevó el estío.


Y aquel dulce trinar canora ave

que jugando traviesa en el ramaje

hizo amor y juntamente nido.


Unos versos de Espronceda leo

y me ciño a tal en su metraje

que vistiendo romántico atavío

soy sauce canto amor y hago nido.



Y con el Canto a Teresa me despido

 ¿Por qué volvéis á la memoria mía,

Tristes recuerdos del placer perdido,

A aumentar la ansiedad y la agonía

De este desierto corazón herido?

viernes, 17 de enero de 2014

Razones de un poema (el anterior)



Se me llenó de invierno el tintero
grumos de nieve saturados de cieno
y aquilones con nieblas barrederas
que entierran los arcenes y aceras.
El cálamo currente  que atorado
ya no trotaba alegres primaveras
y las entrañas de risas ya vacías
hiberna la razón y la alegría.
Se me quedó aterido el corazón
que siempre lo usé de escribanía.

martes, 14 de enero de 2014

Soledades



Oscuro mar que mi penar murmura
y un oleaje de amarguras ...
rompe sobre mi sien negra espuma
Si, a solas vivo a solas muero
un desierto de amores moro
soledad de afectos frio lloro
sin estío, no hubo primavera
solo otoño dulce decadencia
óxidos y herrumbres en la vida
congelado el humano afecto
las sienes de plata aureoladas
la triste soledad con experiencia.

domingo, 12 de enero de 2014

El verso de ayer hoy es ya soneto




Tomaba ayer un verso  de Jacinto Polo de Medina aquel que a oxímoron  encierra Hermosa paz en encendida guerra y a partir de él yo engendraba una historia que hoy fina en soneto.


Hermosa paz en encendida guerra

un puñado de horas solitarias

mueven entre las hojas de mi libro

el recuerdo feliz aquellas calmas

paz del alma en tu sonrisa plena

autora de mi equilibrio eres

arrojando la luz en mi tiniebla

combatiendo las sinrazones  muertas

preciosa paz en enconada guerra

lid de pensamientos contrapuestos

que mi mente encierra.

Vuelve a mi vestida de Palas Atenea

El mochuelo la rama del olivo

luz de la razón la inteligencia.

Y es que hay veces que el que os escribe,  a puro leer versos, termina como aquel bizarro caballero, llamado Don Quijote, que empachado de textos, montó él un mal rocín y yo en ello congruente puesto a montar monté un mal soneto.