domingo, 19 de mayo de 2013

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De el dulce penar prisionero, en la nostalgia.
a un amor encadenado, galeote, preso.
Ser dichoso de puro ignorar la circunstancia
desconocer el fuego de otro amor y beso
Creer que tienes, por no tener la evidencia
hay quien tiene más que tu sin tener un solo beso

domingo, 12 de mayo de 2013

Para Luisa Gomez Borrell

En lace a Luisa Gomez Borrell

Yo también me perdería
En el abismo de tu mirar sereno
y en el clavel que de tus labios brota
ese coral de tu boca  chinampero
encallar en la arena de tus playas
tomar tus curvas sin cambiar de marcha
y buscar entre tus ancas el deseo.

Un fruto muy de hoy




Soy funcionario a dedo, de esos del partido
nacido de la urna y estiércol democrático.
Plantado como almiar en medio de la paja
de tronco renegrido corteza agrietada.
Marco las horas cuando el sol me acompaña
soy para la hormiga torreón y cucaña.
No me vence el aquilón ni el matacabras
muerto en pie, sin brazos, mis ramas cercenadas.
Envidio ser de la higuera espantajo.
Trabajar asustando por el viento mecido
público rozavillón sin dar palo al agua

sábado, 11 de mayo de 2013

En la portada de Pura en FB

 Pura Salceda
Las nubes, geniecillos vagos que contemplan.
Los afanes de la gente tierra
dejando caer a su albedrío
acá o acullá el agua de la vida
fortuna o inclemencias.
Pasaste por mi cielo como nube
y sigo sin saber si es amenaza
o promesa. Lo que tu vientre encierra.

La culpa es tuya Pura Salceda pues me haces
escribir hasta con fotos
Me haces escribir aunque no quiera.

Darío

domingo, 5 de mayo de 2013

A Propósito de La Pardo Bazán.

Hoy quería traer hasta vosotros
un poco de poesía insospechada
de esa que aparece entremezclada
en palabras que componen los áridos
que son de una novela la argamasa.

No es Doña Emilia mujer poeta
no lo es comparada con otras
que como Rosalía pusieron en la rima
sus entrañas.
Y sin embargo hay una novela
que intitulada el saludo de las brujas
contiene perlas como esta

Es raro, además, que un mismo poeta logre, en momentos dados, conmover a dos almas. Cuando Rosario leía, era sólo por entregarse a igual ocupación que Felipe. Este, en cambio, buscaba en los poetas el reflejo de sus sensaciones y la armonía con el mundo exterior, y especialmente le deleitaba la lectura de Horacio:
  Coge la flor que hoy nace alegre, ufana: ¡quién sabe si otra nacerá mañana!...
El afán de detener la dicha al vuelo, como se caza una mariposa, era lo que dominaba en Felipe. La convicción de que aquel celeste episodio no era eterno, ni aun duradero, prestaba a su sentimiento un ardor que a veces se parecía al frenesí; duplicaba la intensidad de su pasión y le despeñaba, por decirlo así, con los ojos cerrados, a un insondable golfo de ventura. ¿No acababa de ver de cerca el sepulcro? ¿No podría estar ahora ya disuelto, convertido en ceniza? Era pagano, pagano, y disfrutaba del instante fugaz...
Horacio Carpe Diem la vida que fluyendo huye